top of page

Resultados de la búsqueda

15 items found for ""

  • ¿Animaríamos a Nuestros Hijos a dar Su Vida por Nuestra Fe?

    "Sucedió también que siete hermanos con su madre fueron detenidos. El rey quería obligarlos, azotándolos con látigos y nervios de buey, a comer carne de cerdo, prohibida por la ley. Uno de ellos, en nombre de todos, habló así: «¿Qué quieres saber al interrogarnos? Estamos dispuestos a morir, antes que faltar a las leyes de nuestros antepasados.»" -2 Macabeos 7: 1-2 Aquí tenemos una familia desafiando las órdenes de un cruel rey tirano con tal de no desobedecer la ley de Dios. Esta madre ha enseñado a sus hijos a amar a Dios hasta el punto de dar sus vidas por su causa si es necesario. Uno por uno, cada hermano elige la muerte sobre la desobediencia a Dios. Qué doloroso habrá sido para la madre presenciar la muerte de cada uno de sus siete hijos ante sus propios ojos. Sin embargo, ella pudo alentarlos a morir en lugar de abandonar los mandamientos de Dios. ¿Por qué? Porque su fe era fuerte. Estaba segura de lo que creía. Sus hijos ni siquiera dudaron en renunciar a sus vidas tampoco. Se les enseñó con palabras y ejemplo en casa. También amaban demasiado a su Señor como para traicionarlo a pesar de las amenazas de muerte que habían recibido. Todo lo que tenían que hacer es comer carne de cerdo. Pero como familia judía, esto estaba en contra de sus creencias religiosas. ¿Estamos dispuestos a morir por nuestra fe? ¿Estamos listos para alentar a nuestros hijos a renunciar a sus vidas por Cristo si es necesario? Hoy necesitamos más madres y padres que estén dispuestos a inspirar una fe valiente a sus hijos. Necesitamos familias; maridos, esposas, padres, hijos, abuelos, tíos, tías y primos, que están dispuestos a vivir en contra de la cultura. La realidad es que muchos padres están preocupados por otras cosas. Los niños y adolescentes tienen tantos juegos para asistir, conciertos para prepararse, becas para conquistar y actividades de ocio. Los padres no tienen el tiempo o la energía para enseñar a sus hijos la fe. Algunos no saben que son los principales educadores de la fe de sus hijos. Muchos niños de hoy están siendo educados por la televisión, los videojuegos, las redes sociales, los teléfonos inteligentes, las tabletas, etc. Hay padres que confían a las escuelas a enseñar a sus hijos sobre la moral y la sexualidad. No se dan cuenta de que a sus hijos a menudo se les enseñan ideas que son contrarias a la belleza y la verdad de la sexualidad humana. Nuestros hijos necesitan que se les enseñe, ante todo, con nuestro propio ejemplo. ¿Estamos viviendo la fe? ¿Estamos ardiendo por Cristo? ¿Estamos viviendo como discípulos intencionales? ¿Tenemos una relación personal con Jesús? ¿Perdonamos las transgresiones de otros y pedimos perdón cuando nosotros mismos lastimamos a otros? ¿Estamos defendiendo a los pobres y a los olvidados? ¿Estamos hablando en contra de toda forma de racismo, discriminación e injusticia? ¿Estamos dando la bienvenida al extranjero, al inmigrante y al refugiado? ¿Estamos orando por nuestros líderes políticos y eclesiásticos? Lo que ven es lo que nuestros hijos terminarán haciendo también. Lideremos y eduquemos con palabras y con hechos. La economía es definitivamente un factor que a menudo impide que los padres enseñen a sus hijos. Muchos padres de bajos ingresos y de clase media trabajan en dos trabajos y casi no ven a sus hijos. Encontrar soluciones a este fenómeno no es fácil. Hay otros factores, algunos son razonables (por ejemplo, una enfermedad, física o mental), mientras que otros no lo son: el consumismo, el relativismo, la indiferencia espiritual, la acedia, la falta de disciplina, las adicciones, etc. Mientras tanto, estos niños están siendo formados y educados por otros familiares o amigos que no siempre tienen los mismos valores cristianos. Quiero animar a estas familias a esforzarse a buscar un momento para hablar sobre la fe y las expectativas de cada miembro. Aparten una o dos horas a la semana para facilitar estas conversaciones. Al final, nuestros hijos algún día crecerán y podría ser demasiado tarde para enseñarles y guiarlos a Cristo. Como padres, siempre estaremos allí para ellos. Pero en mis años de experiencia en la pastoral, es menos probable que adolescentes y adultos escuchen a sus padres cuando se trata de los asuntos de Dios y de la Iglesia. Mi oración es que las familias de hoy imiten el valor y la fidelidad a Dios que esta madre y sus hijos tuvieron en la lectura de hoy. ¿Estamos dispuestos a alentar a nuestros hijos a morir por su fe si es necesario? Que realmente hagamos de la enseñanza de la fe a nuestros hijos y el formarlos en discípulos misioneros una prioridad. Después de todo, esta es nuestra vocación principal como padres y madres. "Se inclinó hacia él y, burlándose del cruel tirano, dijo al hijo en su lengua materna: «Hijo, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en mi seno, que te di el pecho durante tres años, y que te he criado y educado hasta la edad que ahora tienes. Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra, que veas todo lo que hay en ellos y entiendas que de la nada Dios lo hizo todo; y que de la misma manera creó el género humano. No temas a este verdugo; muéstrate digno de tus hermanos y acepta la muerte, para que por la misericordia de Dios yo te recobre junto con ellos.»" -2 Macabeos 7: 27-29

  • Inviting Harmony into Your Marriage

    “Marriage was ordained by God as a blessing to the human race. A certain wise man in the Scriptures, when enumerating which blessings are the most important, included 'a wife and husband who live in harmony' (The Wisdom of Sirach 25:1)." -St. John Chrysostom (347-407 AD) Harmony is the pleasing arrangement of different parts. In music, harmony is “the combination of simultaneously sounded musical notes to produce chords and chord progressions having a pleasing effect” (Oxford Dictionary). But the pleasing sound of a melodious harmony in music doesn’t appear by magic. It takes time, practice, dedication, perseverance, sacrifice, energy, and self-denial. If the student persists and endures all the obstacles that may appear along the way, the student will become a respected musician. The same thing happens in marriage. Harmony won't magically or automatically show up knocking at the front door. It must be invited to our home daily. Husbands and wives must work hard each day to produce a harmonious melody at home. Every day is a different song. From the wee hours of the morning when our eyes first open to the moment we lie down in bed, spouses are called to intentionally work -individually and as a team- to produce these “pleasing effects” in their marital bond. Each has an important role to play. Both must work equally hard to make their marriage succeed. “How can we live in harmony? First, we need to know we are all madly in love with the same God.” -St. Thomas Aquinas Harmony isn’t always present in our marriage. We often fail to play the correct parts to produce it. When we do attain it though, we observe a similar pattern that brought it about each time. Here are three action steps that have helped us in our journey towards marital harmony: 1.- Prayer. The best way spouses can begin their day is by placing themselves in the presence of God. Entrusting to the Lord their day will help them to be more conscious of their actions and words throughout the day. Prayer also opens our hearts and enables the Holy Spirit to stir up in us feelings of mutual respect and affection. Pope Francis said it beautifully: “Prayer always arouses feelings of brotherhood, breaks down barriers, crosses borders, creates invisible but real and effective bridges, opens horizons of hope.” 2.- Communication. Prayer alone won't fix problems or create happy marriages. I wish it was that easy. Happy marriages are made of God's grace and tons of daily human effort. Part of this human effort entails effectively communicating our feelings and opinions to one another. Sharing what’s on your mind might not be what your spouse wants to hear but if it’s robbing your peace, it’s probably best if you share it. We certainly don’t have to share everything that’s on our minds. For example: when you’re in the middle of an argument and “unholy” things come to mind, its best no to say those things out loud (sometimes we end up saying hurtful things; it's part of human nature...so we apologize, make amends, and try harder next time). But if your spouse hurt your feelings by something they said or did, you should sit down and talk about it. Most of the time, spouses don’t mean to hurt each other’s feelings; it could just be a big misunderstanding. The only way to find out is by openly talking about the issue. When starting a confrontational conversation, if you will, it's best to start with “I feel this way...” or “I didn’t appreciate when you said that…” It’s not recommended to start with “you always make me feel…” or “you said this and that,” for this will most likely put your significant other on the defensive and will be less likely to listen to your concerns. Spouses should create an environment where they can express their feelings, thoughts, and opinions, free of prejudice, guilt, and shame. Here are some wise words from the Holy Father on communication between spouses: "Dialogue is essential for experiencing, expressing and fostering love in marriage and family life. Yet it can only be the fruit of a long and demanding apprenticeship. Men and women, young people and adults, communicate differently. They speak different languages and they act in different ways. Our way of asking and responding to questions, the tone we use, our timing and any number of other factors condition how well we communicate. We need to develop certain attitudes that express love and encourage authentic dialogue. Take time, quality time. This means being ready to listen patiently and attentively to everything the other person wants to say. It requires the self-discipline of not speaking until the time is right. Instead of offering an opinion or advice, we need to be sure that we have heard everything the other person has to say. This means cultivating an interior silence that makes it possible to listen to the other person without mental or emotional distractions. Do not be rushed, put aside all of your own needs and worries, and make space. Often the other spouse does not need a solution to his or her problems, but simply to be heard, to feel that someone has acknowledged their pain, their disappointment, their fear, their anger, their hopes and their dreams. How often we hear complaints like: “He does not listen to me.” “Even when you seem to, you are really doing something else.” “I talk to her and I feel like she can’t wait for me to finish.” “When I speak to her, she tries to change the subject, or she gives me curt responses to end the conversation”. -Pope Francis, Amoris Laetitia 136-137 3.- Trust. Effective communication will likely result in mutual trust and vice-versa. Spouses should have the freedom to rely on one another during difficult times and share their hopes, dreams, and fears. Trusting that you will be there for your spouse after a hard day at work fills them with confidence and increases their self-esteem. Part of having mutual trust means believing in your spouse. Jealousy and suspicion will only harm the relationship. Trust is the right path to take. Harmony isn't always easy to experience at home (especially if you have a whole bunch of little kids running around like crazy!), but if we prayerfully and intentionally make an effort to lovingly and patiently listen to and fulfill our spouse's needs (this needs to go both ways!), we may end up experiencing a sense of security and inner peace that will help us overcome the most stressful and difficult situations of married life. "After the love that unites us to God, conjugal love is the 'greatest form of friendship'. It is a union possessing all the traits of a good friendship: concern for the good of the other, reciprocity, intimacy, warmth, stability and the resemblance born of a shared life. Marriage joins to all this an indissoluble exclusivity expressed in the stable commitment to share and shape together the whole of life." -Pope Francis, Amoris Laetitia 123

  • La Armonía dentro del Matrimonio

    “El matrimonio fue ordenado por Dios como una bendición para la humanidad. Un cierto hombre sabio en las Escrituras, al enumerar qué bendiciones son las más importantes, incluyó a 'los esposos que viven en armonía'." -San Juan Crisóstomo (347-407 DC) La armonía es el arreglo agradable de diferentes partes. En la música, la armonía es la "unión y combinación de sonidos simultáneos y diferentes, pero acordes" (Real Academia Española). Pero el sonido agradable de una armonía melodiosa en la música no aparece por arte de magia. Se necesita tiempo, práctica, dedicación, perseverancia, sacrificio, energía y abnegación. Si el alumno persiste y vence todos los obstáculos que puedan aparecer en el camino, se convertirá en un músico talentoso y respetado. Lo mismo sucede en el matrimonio. La armonía no aparecerá por obra de magia. No va a aparecer tocando a la puerta de repente. Debe ser invitada a nuestra casa todos los días. Los esposos deberán de trabajar duro cada día para producir una melodía armoniosa en el hogar. Cada día es una canción diferente. Desde las primeras horas de la mañana hasta el momento en que nos acostamos, los cónyuges estamos llamados a trabajar individualmente y en equipo, para producir estos "efectos agradables" en nuestro vínculo matrimonial. Cada uno tiene un papel muy importante que desempeñar. Los dos tenemos que trabajar igual de duro para que nuestro matrimonio produzca frutos. “¿Cómo podemos vivir en armonía? Primero necesitamos saber que somos todos igualmente amados por el mismo Dios ". -Santo Tomas de Aquino La armonía no siempre está presente en nuestro matrimonio. A menudo fallamos en tocar las partes correctas para producirla. Sin embargo, cuando lo logramos, observamos un patrón similar. Aquí compartimos tres pasos que nos han ayudado en nuestra jornada hacia la armonía matrimonial: 1.- Oración. La mejor manera en que los cónyuges pueden comenzar su día es colocándose en la presencia de Dios. Confiar al Señor su día los ayudará a ser más conscientes de sus acciones y palabras durante todo el día. La oración también abre nuestros corazones y permite al Espíritu Santo despertar en nosotros sentimientos de respeto y afecto mutuos. El Papa Francisco lo dijo maravillosamente de la siguiente manera: "La oración siempre despierta sentimientos de fraternidad, rompe las barreras, cruza frontera, crea puentes invisibles pero reales y efectivos, abren horizontes de esperanza". 2.- Comunicación. La oración por si sola no solucionará problemas ni creará matrimonios felices. Desearía que fuera así de fácil. Los matrimonios felices se hacen por medio de la gracia de Dios y del esfuerzo humano. Parte de este esfuerzo humano implica comunicar efectivamente nuestros sentimientos y opiniones a nuestra pareja. Compartir lo que tienes en mente puede que no sea lo que tu cónyuge quiera escuchar, pero si te está robando la paz, probablemente sea mejor que lo compartas. Ciertamente no tenemos que compartir todo lo que tenemos en mente. Por ejemplo: cuando estás en medio de una discusión y te vienen a la mente cosas "impías", es mejor no decir esas cosas en voz alta (a veces terminamos diciendo palabras hirientes; es parte de la naturaleza humana ... pedimos perdón, compensamos el mal que hicimos y nos esforzamos más la próxima vez). Pero si tu cónyuge hiere tus sentimientos por algo que dijo o hizo, definitivamente se tiene que hablar. La mayoría de las veces, los cónyuges no pretenden herir los sentimientos de su pareja; podría ser un gran malentendido. La única forma de averiguarlo es hablando abiertamente sobre el tema. Cuando comiences una conversación de "confrontación", es mejor comenzar con un "me siento así ..." o "no aprecié cuando dijiste eso ..." No es recomendable comenzar con un "¡siempre me hace sentir! ... ¡tu dijiste esto y aquello!", ya que esto probablemente pondrá a tu pareja a la defensiva y será menos probable que escuche tus inquietudes. Los cónyuges deben crear un entorno donde puedan expresar sus sentimientos, pensamientos y opiniones, libre de prejuicios, culpa y vergüenza. Aquí unas palabras sabias del Santo Padre sobre la comunicación entre cónyuges: "El diálogo es una forma privilegiada e indispensable de vivir, expresar y madurar el amor en la vida matrimonial y familiar. Pero supone un largo y esforzado aprendizaje. Varones y mujeres, adultos y jóvenes, tienen maneras distintas de comunicarse, usan un lenguaje diferente, se mueven con otros códigos. El modo de preguntar, la forma de responder, el tono utilizado, el momento y muchos factores más, pueden condicionar la comunicación. Además, siempre es necesario desarrollar algunas actitudes que son expresión de amor y hacen posible el diálogo auténtico". "Darse tiempo, tiempo de calidad, que consiste en escuchar con paciencia y atención, hasta que el otro haya expresado todo lo que necesitaba. Esto requiere la ascesis de no empezar a hablar antes del momento adecuado. En lugar de comenzar a dar opiniones o consejos, hay que asegurarse de haber escuchado todo lo que el otro necesita decir. Esto implica hacer un silencio interior para escuchar sin ruidos en el corazón o en la mente: despojarse de toda prisa, dejar a un lado las propias necesidades y urgencias, hacer espacio. Muchas veces uno de los cónyuges no necesita una solución a sus problemas, sino ser escuchado. Tiene que sentir que se ha percibido su pena, su desilusión, su miedo, su ira, su esperanza, su sueño. Pero son frecuentes lamentos como estos: «No me escucha. Cuando parece que lo está haciendo, en realidad está pensando en otra cosa». «Hablo y siento que está esperando que termine de una vez». «Cuando hablo intenta cambiar de tema, o me da respuestas rápidas para cerrar la conversación»." -Papa Francisco, Amoris Laetitia 136-137 3.- Confianza. La comunicación efectiva probablemente resultará en confianza mutua y viceversa. Los cónyuges deben tener la libertad de confiar el uno en el otro durante los momentos difíciles y compartir sus esperanzas, sueños y temores. Confiar en que estarás allí para tu cónyuge después de un largo día de trabajo lo llena de confianza y aumenta su autoestima. Parte de tener confianza mutua significa creer en el cónyuge. Los celos y la sospecha solo dañarán la relación. La confianza es el camino correcto a seguir. La armonía no siempre es fácil de experimentarse en casa (¡especialmente si tienes un montón de niños pequeños corriendo como locos!), pero si nos ponemos a escuchar con amor y paciencia a nuestro cónyuge y nos esforzamos por satisfacer sus necesidades (¡esto tiene que ser de las dos partes!), podemos terminar experimentando una sensación de seguridad y paz interior que nos ayudará a superar las situaciones más estresantes y difíciles de la vida matrimonial. Después del amor que nos une a Dios, el amor conyugal es la «máxima amistad». Es una unión que tiene todas las características de una buena amistad: búsqueda del bien del otro, reciprocidad, intimidad, ternura, estabilidad, y una semejanza entre los amigos que se va construyendo con la vida compartida. Pero el matrimonio agrega a todo ello una exclusividad indisoluble, que se expresa en el proyecto estable de compartir y construir juntos toda la existencia. -Papa Francisco, Amoris Laetitia 123

  • Facebook
  • Youtube
  • TikTok
  • Instagram
bottom of page